Y llegó el coronavirus. Estado de alarma, bombardeo informativo y cómo mantener la calma en tiempos de incertidumbre

En nuestro país, la vida nos ha cambiado bastante esta última semana. Nos vemos en una situación en la que jamás nos hubiéramos imaginado estar hasta hace nada, hasta hace 5 días apenas. ¿Os acordáis de cuando empezaban a llegar las imágenes de China de supermercados saqueados y gente con garrafas cortadas improvisadas en la cabeza? Pues aquí estamos. Esta es nuestra realidad ahora.

El tema es, que la vida tiene estas cosas. No sé si muchas otras veces os habéis visto en una situación personal -aunque no fuera social- con ciertos componentes que parecen sacados de una novela de ciencia ficción o algunos otros que os han hecho ser mucho más conscientes de lo tremendamente incierta que es la vida. Así es la vida, amig@s.

Si eres altamente sensible, te puedes encontrar con distintos ‘escenarios’:
– que te tengas que proteger especialmente del bombardeo informativo porque si no esta situación pueda llegar a desbordarte y angustiarte por permeabilización
– que te lo tomes como una oportunidad para tener más tiempo para estar contigo, mirar hacia dentro, repensar o resentir algunos ámbitos de tu vida
– que tus aprendizajes previos (porque has reflexionado más sobre temas existenciales que otras personas) hagan que te tomes la situación con calma, pero te saque de quicio ver cómo están reaccionando y actuando otras personas ante esta situación, sobre todo si están actuando irresponsablemente y egoístamente

En realidad, lo que está pasando, ES PARTE DE LA VIDA. Conceptualmente, me refiero. No el coronavirus, hasta ahora no lo era. Pero la incertidumbre, la falta de control, la vulnerabilidad que representa nuestra condición humana. Eso está ahí SIEMPRE. Como civilización, no somos PARA NADA lo invencibles que nos hemos creído (y, en parte, nos han hecho creer) que somos. Y cada uno, como ser humano, la mayoría del tiempo no controla casi nada. Desde luego no controla la mayor parte de circunstancias sobre las que tiene sensación de control. Así que esta situación, más que alejarnos de ‘la vida’, nos acerca a la vida. A la vida real. A nuestra condición como seres humanos. Si un caso, nos aleja de la rutina (que es una construcción personal y social).

Alta sensibilidad, CoVid-19 y cómo sobrevivir a esta situación sin dejarse llevar por el miedo o la angustia

– Si eres de las PAS que siente que se está contagiando por el pánico, o por la pena hacia los que están sufriendo, APAGA LA TELE YA. Infórmate durante 10 minutos al día del estado de cuestión y de las pautas que se están marcando, cuida de tus y de tus allegados, especialmente los mayores, y por lo demás sigue con tu vida. La incertidumbre ya existía. Simplemente ahora somos más conscientes de ella.

– Usa estos días para hacer aquellas cosas que normalmente no tienes tiempo a hacer y que nutren tu sensibilidad o simplifican tu vida: limpia, ordena, lee, haz yoga, haz introspección, mira una peli linda, etc. Aprovecha este período para estar contigo y con los tuyos.

– Si lo que está pasando te hace reflexionar, bendita la reflexión, pero sin entrar en estados de pánico u obsesión

– Si lo que está pasando te hace empatizar con situaciones en las que antes no pensabas tanto, aprovecha este aprendizaje pero no te regodees en la sobreempatía y el dolor ajeno.

En resumen, no hace falta evitar aquellas cosas que te pueden pasar estos días fruto de tu alta sensibilidad, como que reflexiones sobre todo esto más que otras personas o que sobreempatices. Pero no caigas en un bucle. Aprovecha la reflexión y la empatía en pro de ti mismo y de tu entorno, ¿qué aportan estas cualidades en este momento para mejorar tu vida y mejorar las circunstancias de aquellos que te rodean?

– Esta situación nos hace conscientes de lo ‘frágiles’ que somos en realidad (en el sentido de ‘vulnerables’, no en un sentido peyorativo), y de lo frágil que es la vida. Lo único seguro es el MOMENTO PRESENTE. Conecta con esto 🙂

– Intenta evitar sentimientos de rabia y frustración hacia todos aquellos que se llevan todo el papel de water del supermercado. O todo lo demás. Yo me encontré la frutería a la que voy completamente vacía. No puedes cambiar la situación y no puedes cambiar a los demás. Haz lo que creas y sientas que tienes que hacer tú y mantén la serenidad.

– Si caes enfermo o cae enfermo uno de los tuyos, don’t panic. Llama al médico y sigue instrucciones. Puede que lo pases como un simple trancazo. De hecho, es lo más probable. Si alguna persona mayor a tu cargo cae enferma, actúa en cada momento con total responsabilidad pero intenta no caer en la angustia. Pide ayuda a alguien cercano si ves que a ti la situación te supera.

– No por estar más informado vas a estar mejor informado. De verdad, no caigas en la saturación informativa. No es necesario.

¿Y tú, cómo estás llevando estos días? ¿Crees que tu alta sensibilidad está haciendo que vivas esta situación de forma distinta a como la viven otras personas? ¿Cómo te sientes?

Un fuerte abrazo y muchos ánimos y paz,


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    Un comentario en “Y llegó el coronavirus. Estado de alarma, bombardeo informativo y cómo mantener la calma en tiempos de incertidumbre

    1. Hola,
      Los primeros días fueron complicados para mí, aunque intentaba no estar pendiente de las noticias, sin embargo no estaba para nada centrado en estudiar, que era mi propósito en ese momento, era una situación tan complicada y salir a la calle me daba tanto pánico, que no me sentía para nada en mi centro, ni siquiera cuando estaba tranquilo en casa.
      Unas semanas después falleció mi padre, estando él a centenares de kilómetros de donde yo estaba, no pude despedirme de él. Tuve la suerte de ir al entierro con otros dos hermanos, pero mi madre y otra hermana no pudieron estar presentes. La situación para mí era como un sueño extraño, donde no había llantos de otros pero todo era gris.
      Después de varios meses la situación es así: no aprobé la oposición que estudiaba, de hecho saqué la misma nota de la última vez que me presenté, dos años antes de dedicar varias horas al día al estudio. Ahora siento que tengo miedo por más cosas de las que tenía antes, aunque veo que puedo ser capaz de admitir mi miedo, algo que antes no me permitía. Es decir, antes no me permitía que se me notara temblar de miedo ante una situación como el jefe que me llama a su despacho porque me ponía nervioso y casi sin respiración pero no tanto, y además me reprimía, mientras que ahora directamente tiemblo o incluso me quedo sin habla, y sin embargo soy capaz de admitírmelo ante mí mismo y de soportar la vergüenza, aceptando esa parte de mí.
      Saludos y gracias por tus posts.

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